Desfilan los versos, revueltos
con el aroma de los cafés matutinos
como añoranzas perdidas,
mientras la mente,
se desempolva a golpe de pluma.
Quitando las brozas
aparece un epitafio dulce y demente
de mil cuchillas atizando la mente
mientras se hurga en el alma al dente
entre lo lascivo y lo absoluto
del casual encuentro de dos mentes
que se unen en un espejismo.©Belinda
Imagen de Dirceu Veiga
Danzan los versos revueltos
ResponderEliminarcon el aroma de un café lejano
y esos versos, tal vez olvidados,
despiertan de un largo sueño.
Me gustó este poema, Belinda.
Gracias😉
EliminarAy los espejismos.... pero peor sería no tenerlos, no?
ResponderEliminarBesos.
Ya ves...
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