El silencio




Ya no hay palabras para explicar lo qué siento
lo qué pienso o lo qué anhelo
hoy mi mundo se derrumba.

Estrellas fugaces que no arden
cielos azules que no existen
y la realidad que golpea con fuerza
y podría escribir mil poemas
palabras, versos, sueños y deseos.
¿Y para qué?
el silencio abrazador está presente
una soledad sin palabras
que me envuelve con su velo.
©Belinda

Do re fa


Soy ceniza de lo que fui
un pasado que se aleja
añorándote demasiado
aun sabiendo que no me amaste
repaso aquellos días
de palabras cruzadas
en un cruce sin destino.
Polvo que se desvanece
como notas de música
distorsionadas por el eco
mi corazón te reclama
mientras mi razón grita
que te deje libre ya...
©Belinda

Piel de sirena


Tornasolado,
el cabello de la sirena,
ondea al viento,
algunos marineros la observan,
de reojo, quietos y silenciosos,
mientras ella, 
sentada en la arena,
quiere cubrir su cuerpo de sirena,
las escamas de su piel,
relucen al sol,
brillando como la plata,
como finas escamas 
adheridas a su piel.
©Belinda

De mayor quiero ser...astronauta


En el laberinto de la infancia, se perdieron los deseos
como estrellas fugaces en el cielo.

Envueltas en sueños, se van soplando las velas.

Tumbadas en el suelo, las risas, forman un eco 
entre los juegos infantiles y las muñecas de trapo,
ya sólo queda el recuerdo de un patinete roto.

Mientras la vida corre, discurren los días, 
extraños y fatigados
y entre guiños y sonrisas pasan las horas, 
mientras se alejan a paso veloz,
los sueños y la locura de la juventud.

Habrá que trabajar, aunque sea de astronauta,
que el mañana ya llegó, con tormentas bajo el sol,
nubes sin color dudas con sabor.
©Belinda

Si me atreviera


Si te hablara con pensamiento y razón,
te diría que añoro tu voz.
esa que nunca oí,
esa que me hizo temblar.

Si me atreviera a pensarte,
te pensaría en hechos obscenos,
tu cuerpo pegado al mío y,
 mis senos aplastando tu faz.

Si osara soñarte,
te soñaría desnudo,
fusionándose tu alma a la mía,
mientras recorro tu anatomía.

Si me dejara llevar,
en tu orilla amanecería,
dulce y salvaje,
obscena y atrevida,
 te haría mío.
©Belinda