Por el interés...




Era de casta pudiente
tierra fecunda y rostro feroz
más fea si cabe no la había.

—Te amo, le susurraba él postrado a sus pies 
mientras besaba con fulgor aquella nalga enjuta y dura.

Luego casado con ella
no sabía qué más odiaba de ella
si su piel cetrina y el caviar de su boca
o su lengua tediosa de manos gentiles
o más aún el tacto hostil de sus senos
más si cabe
su poder, dinero y su tierra fecunda
y su entrepierna gemía por piernas impías.
© BT



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