De adoquines blancos pintó su cara
y escondiendo su luz en lo más hondo
la adornó con mascara veneciana
y apresando así a su cortesana
la envolvió en papel de plata
y brilla ella como Electra
disfrazada de acróbata en la cuerda floja
luciendo como estrella apagada
mientras eclipsa en el alambre
al espectador circense
que mira su llanto
escucha su baile
y no hace nada.
Una noche el valor arma sus alas
corre vuela huye.
En el ocaso del ámbar
en una carrera sin fin
en un bosque perdido de su mente
se duerme
de repente ve las llamas
y en el sueño, él aparece
como diablo de faz deforme
y su aliento de fuego
le roza el rostro
casi la quema
y presa de pánico
despierta.© BT
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