olas, chocando entre rocas y acantilados,
la estremecieron,
el aroma a sal marina,
invadió sus sentidos.
Ella se dejó llevar, uniendo sus latidos con el océano,
en aquel lugar volaba libre su corazón.
Ya no existían muros ni barreras;
sólo cielo para cubrirse y luna para iluminarse.
Soñando la sirena,
las olas salpicaron su piel.
Dejándolo todo, no miró atrás,
adentrándose en la espuma blanca,
sus lágrimas se fundieron con el mar.
©Belinda
En el mar de los sueños nadamos buscando un amor que encienda la llama de la vida que como un faro nos guiara a través de las olas hacia el infinito y mas allá.
ResponderEliminarHermoso poema!
Besos
Ezequiel
El mar inspirador y sanador. Una sirena triste cantando olvidos. Abrazos.
ResponderEliminarQue bonito el poema, me gusta mucho el final.
ResponderEliminarAbrazo